Cuando al final, los ojos se ennegrecen,
el corazón sangra, y las heridas se funden en dolor,
es horoa de atarse las cadenas y seguir acarreando el sarcófago,
mirar al frente y apretar los dientes...
porque de lo vivido, siempre viene algo peor,
a pesar que pueda venir lo mejor y lo más excelente,
hay que ser capaz de soportar el doble de azotes y el doble de hierros al rojo,
mirar a través del hematoma, a través de las yagas,
y ser capaz de demostrar que no nos doblegaremos al sufrimiento.
Escrito con dolor, con pena, con sangre, y amarrandome el sarcófago a la espalda,
clavado y encadenado.
pero la morzada, siempre ayuda y es buena...
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